A ese hombre tan especial...

Como se nota tu ausencia,

como se nota que ahora mismo no estás,

que a más de 1000 kilómetros,

se te quiere aún más.

Escuchar: 

-''Dónde está papá'' 

De una niña inocente, 

te parte el alma,

y te quema el corazón.

No saber qué responder,

no sabes cómo decirle que aún no está aquí...

Que tardará en llegar,

que debe trabajar, 

lejos de ti,

lejos de su familia,

lejos de la gente que lo quiere...

Que cuando llegue, 

te besará en la frente,

y quizás tenga que volver a marchar...

En momentos de soledad,

lo echas de menos,

lo amas, 

y darías todo por escuchar su voz,

esa voz que te ha acompañado en todo momento de tu infancia,

en todo momento de tu vida.

Que cuando esa voz se pierda entre el recuerdo,

morirás,

no conseguirás seguir adelante.

No tiene sentido estar aquí

llorar porque no está,

porque ¡no está!

y aunque volverá...

Sigues teniendo ese pensamiento pesimista que te hunde y te ahoga...

Y sacas ese coraje que no sabías que poseías...

Y lloras sin cesar, 

sin retroceder en el tiempo,

porque esas lágrimas tienen sentido...

Son perfectas, adorables.

La primera vez que encuentras sentido a llorar por alguien,

por un hombre.

Ese hombre que te da todo lo que necesitas,

que quiere todo tu bien,

que si tu sonrisa ha dejado de brillar,

cogerá una estrella del cielo y te la regalará.

Ese hombre que un día te ofreció la vida,

sin que tu le dieses nada a cambio,

solo aprender de él,

y intentar ser totalmente perfecta.

Ese hombre que te vio nacer,

y que por desgracia,

tu tendrás que ver marchar.

La palabra adecuada no es 'Padre',

sería 'Vida'.

Porque él es la mía...

Aunque sé que no soy la hija perfecta,

ni la más guapa, ni tan siquiera la más lista.

Pero soy su hija, su primera hija.

Y lo quiero tanto...

Que daría todo y más porque se sintiese tan orgulloso de mí, como yo de él.