El amor es como las presas: si existe una brecha por dónde pueda pasar un hilo de agua, en seguida empieza a destruir las paredes. Llega un momento en que ya nadie puede controlar la fuerza de tal corriente.
Si las paredes se desmoronan, el amor se encarga de todo; ya no importa qué es posible y qué no, ya no importa si podemos o no mantener a la persona amada a nuestro lado: AMAR ES PERDER EL CONTROL.
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