En la vida, a veces uno no elige el momento, ni el lugar, ni si quiera la forma. A veces, incluso ni la persona. Pero, podemos decidir ser feliz en ese mismo instante o... esperar. Esperar un día, un mes, un año, una vida más. O simplemente no serlo. Porque, al fin y al cabo, el único que opta por luchar y combatir, o perder y arrastrarse por la corriente es el capitán de ese navío al que muchos llaman vida.
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