Mi chico ideal llegó,
me enamoró.
Como nunca antes nadie lo había hecho,
como nunca antes lo había estado.
Me regaló demasiadas cosas:
sonrisas, lágrimas, ilusiones, esperanzas, fuerzas...
Pero todo se extinguió.
Él también.
No supo aguantar,
no quiso aguantar,
y se marchó.
Dejándome sola, desolada.
Rota en mil partes.
Y mi corazón...
¿Acaso importa mi corazón?
Quizás yo no era su chica ideal.
O quizás no supo verme como tal.
Dijo que me quería,
lo dijo, yo lo oí.
Y ahora me pregunto...
¿Todas esas palabras fueron ciertas?
Se fue.
Cuando más lo necesitaba.
Y jamás volverá.
Lo prometo.
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